miércoles, 27 de febrero de 2013



LAS COSAS NO SON SIEMPRE LO QUE PARECEN

Dos Angeles viajeros se pararon para pasar la noche en el hogar de una familia muy adinerada. La familia era ruda y no quiso permitirle a los Angeles que se quedaran en la habitación de huéspedes de la mansión. En vez de ser así, a los Angeles le dieron un espacio pequeño en el frío sótano de la casa. A medida que ellos preparaban sus camas en el duro piso, el Angel más viejo vio un hueco en la pared y lo reparó. Cuando el Angel más joven preguntó ¿por qué?, el Angel más viejo le respondió, "Las Cosas no siempre son lo que parecen."

La siguiente noche, el par de Angeles vino a descansar en la casa de un señor y una señora, muy pobres, pero el señor y su esposa eran muy hospitalarios. Después de compartir la poca comida que la familia pobre tenía, la pareja le permitió a los Angeles que durmieran en su cama donde ellos podrían tener una buena noche de descanso. Cuando amaneció, al siguiente día, los Angeles encontraron bañados en lágrimas al Señor y a su Esposa. La única vaca que tenían, cuya leche había sido su única entrada de dinero, yacía muerta en el campo. El Angel más joven estaba furioso y preguntó al Angel más viejo, ¿cómo pudiste permitir que esto hubiera pasado? El primer hombre lo tenía todo, sin embargo tú lo ayudaste; El Angel más joven le acusaba. La segunda familia tenía muy poco, pero estaba dispuesta a compartirlo todo, y tú permitiste que la vaca muriera.

"Las Cosas no siempre son lo que parecen," le replicó el Angel más viejo. "Cuando estábamos en aquel sótano de la inmensa mansión, yo noté que había oro almacenado en aquel hueco de la pared. Debido a que el propietario estaba tan obsesionado con avaricia y no dispuesto a compartir su buena fortuna, yo sellé el hueco, de manera tal que nunca lo encontraría."

"Luego, anoche mientras dormíamos en la cama de la familia pobre, el ángel de la muerte vino en busca de la esposa del agricultor. Y yo le di a la vaca en su lugar. “Las Cosas no siempre son lo que parecen."

Algunas veces, eso es exactamente lo que pasa cuando las cosas no salen como uno espera que salgan. Si tú tienes fe, solamente necesitas confiar en que cualesquiera que fueran las cosas que vengan, serán siempre para tu ventaja. Y podrías no saber esto hasta un poco más tarde …

Algunas personas vienen a nuestras vidas y rápidamente se van…

                                       oooO
                                                          (    )    
Algunas personas                                  \  (       
se convierten en amigos y                       \_)       
permanecen por un tiempo...
dejando huellas hermosas
en nuestros corazones...    


oooO
(    )     y nunca volvemos a ser igual, porque hemos hecho un buen amigo!!
 \   (
  \_ )    


Ayer es historia.
Mañana un misterio.
Hoy es un regalo.
Es por ello que es llamado el presente!

lunes, 18 de febrero de 2013




Estas son las palabras de un maestro anciano: "Cuando era joven, me dolía el corazón por la violencia e injusticia de este mundo. Quería con toda mi alma darle un sentido profundo a mi existencia. 

Quería que, al morir, mi vida hubiera servido para marcar una diferencia en este mundo, aunque tuviera que pagar un precio muy alto para hacerlo. Por eso mi oración era:  

-Dios, dame la fuerza y la sabiduría para que mi vida contribuya a mejorar la adversa situación de este mundo.

Después, siendo un hombre ya maduro, me di cuenta que no había podido cambiar nada, que el mundo continuaba igual o peor. Estaba frustrado porque me sentía impotente, entonces modifique 
mi oración de la siguiente manera: 

-Dios, ya que no pude cambiar el mundo, dame la fuerza y la sabiduría para ayudar a cambiar a mi familia y a mis cercanos.

 Ahora que soy un anciano, me doy cuenta de lo ingenuo y arrogante que fui al tratar de cambiar a los demás. En mi infancia me educaron que todos mis problemas eran culpa de otros, que mi felicidad y mi progreso no dependían de mi. Cuan equivocados estaban. Como derroché mi vida fijándome en los errores de los que me rodean, culpando a los otros de mis problemas, en vez de enfocarme en reconocer y corregir mis propios errores, mi oración ahora es: 

-Dios, dame la fuerza y la sabiduría para aprender a ver y a reconocer mis errores, para utilizar mi fuerza y mi poder personal, para ser cada día alguien que sabe crecer y elegir la acción constructiva en vez de la queja

¿Cuan diferentes serían nuestras vidas, si la energía que hemos gastado en culpar a los demás de nuestros problemas, la hubiéramos empleado en resolverlos? Poco puedes hacer para cambiar al resto y mucho para cambiar tu mismo. En ese sentido te pregunto: ¿Qué puedes hacer hoy por ti?


martes, 5 de febrero de 2013

La Rosa y el Sapo



Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de maravilla al saber que era la rosa más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos. Notó que al lado de ella siempre había un sapo grande y oscuro, por eso, nadie se acercaba a verla de cerca.
Indignada ante lo descubierto, le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; El sapo muy obediente dijo: - Esta bien, si así lo quieres.
Poco tiempo después, el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos.
Le dijo entonces: - ¡Vaya que te ves mal! ¿Qué te paso?
La rosa le contestó: - Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual.
El sapo contestó: - Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía las hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.

MORALEJA: Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos, más bellos ó simplemente que no nos  “sirven” para nada. 

lunes, 28 de enero de 2013

El verdadero valor del anillo (un cuento de Jorge Bucay)


Un joven concurrió a un sabio en busca de ayuda.
-          Vengo, maestro porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
-          ¡Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mis propios problemas!
Quizás después… Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te puede ayudar.
-          Eeee... encantado, maestro- titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas-.
-          Bien – asintió el maestro- Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho agregó: Toma el caballo que está allí afuera y cabalgaba hasta el mercado. Debo vender este anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven  mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.
En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechazó la oferta.
Abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó.
¡Cuánto hubiese deseado el joven él mismo esa moneda de oro! Podría habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y su ayuda.
-          Maestro –dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizá pudiera conseguir 2 o 3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda conseguir a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
-          ¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo! – contesto el maestro- Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras  vender el anillo y pregúntale cuánto da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó a la luz del candil, lo miro con su lupa, lo peso y luego le dijo:
-          Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya , no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
-          ¡¿58 monedas?!
-          Si, - replico el joyero- yo sé que con el tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé.. Si la venta es urgente…
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
-          Siéntate –dijo el maestro después de escucharlo- Tú eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como Tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto.

¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.